Se fue consumiendo
Su cuerpo entero esbelto, al que yo espiaba
Se transformo
Y la pintura dramática, de esta vida, se apodero de él
Creció, de a partes de otros
Y en un cuerpo triste,
La bicicleta su arma
el pincel su espada
Tiño santo tome
De colores entremezclados
Con el olor a los naranjos silvestres
Los camalotes errantes y
Los mosquitos
Alberto Montaña
así hoy vuelve a mi pensamiento y a mi corazón
Y sigue allí.